El proyecto pone en evidencia diferentes situaciones, emociones, posibilidades sonoras y significaciones que pueden generarse a partir de una factura de luz. Hubo 3 pruebas en total, una en la que improvisé 7 minutos sola tomando el idioma inventado, la saliva, los silencios, risas, palabras y sonidos. La segunda prueba tuvo un agregado: improvisé en torno a la palabra “factura de luz”. Y la tercer y última prueba fue un cambio radical: 7 intérpretes se unieron sin saber de la existencia creativa del otro y construyeron juntos el sentido del proyecto final. Las siete improvisaciones fueron recibidas de manera individual y la edición de sonido fue uno de los puntos clave del proyecto. Oí detenidamente cada track (fueron 20 tracks en total) y fui recortando lo que más llamaba mi atención y me parecia significativo. Luego fui tomando decisiones y comencé a generar un orden de tracks que generen sentido, es decir, construir ese sentido del que hablaba anteriormente, construir escenas, mundos.
Las 3 pruebas fueron acompañadas de videos tomados de NOWNESS, un canal de videos culturales, una gran fuente de inspiración para construir a nivel visual la identidad de esas historias que quería relatar.
Finalmente, factura de luz, es un mundo con micro historias que se retroalimentan y potencian, no hay momento en el que espectador pueda descansar, siempre hay sorpresa y siempre hay más para contar.
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